El 16 de mayo de 1811 se libra en los
alrededores de La Albuera (Badajoz) una
batalla de la más sangrientas, por el número de bajas, de la Guerra de la Independencia española.
El ejército napoleónico del mariscal
Soult, que acudía al rescate del sitio de Badajoz, y enfrente, el
ejército aliado
anglo-hispano-portugués comandado por el mariscal Beresford.
Estamos en mayo, en Extremadura y llueve,
los Franceses sitiados en Badajoz, esperan la llegada de los refuerzos desde
Sevilla armando de Soult.
Las tropas aliadas comandadas por el
general Beresford se desplazan de Badajoz a La Albuera y esperar allí la
llegada de los franceses.
El mariscal Soult, finta y desvía a una
parte (pequeña) de su ejército contra el
flanco izquierdo del ejército aliado, mientras que la gran masa del resto de sus tropas rodea
por atacar el flanco derecho de los
aliados, estos se percatan de la finta y se reorganizan para la batalla frontal
contra los franceses.
Las malas condiciones atmosféricas y las
descargas iniciales de artillería permiten la incursión de los húsares franceses y los temibles lanceros
polacos entre los aliados, pero las líneas resisten y la caballería de Soult es
rechazada.
Los franceses no cejan en su empreño,
pero sus líneas de vanguardia son rechazadas
del forma continua hasta que se ven obligados a retirarse, esta retirada, se produce de forma ordenada, son militares de gran experiencia y
disciplina, ello impide a los aliados explotar de forma más efectiva la
victoria táctica de la batalla .
La estimación de bajas se acerca a los
10.000 hombres entre ambos bandos, realmente no se produce una victoria de
nadie, sólo fue una carnicería, una batalla que no produce punto de inflexión
en la contienda.
Todos los años, en el mes de mayo, se reproduce en el pueblo de La Albuera una
recreación de esta histórica batalla, fiesta de interés turístico regional.
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